Septiembre/2017

Textos: Susana Orozco-Zavala

Análisis: Erandi Flores

Arte: Alejandra Moreno

Dataviz: Erandi Flores y Daniel Gómez

Edición y coordinación: Oliver Morales

A cien años del natalicio de Juan Rulfo, los homenajes en universidades y centros literarios alrededor del mundo, con suma discreción, conmemoraron el nacimiento del máximo exponente del realismo mágico en la literatura hispanoamericana.

Entre recuerdos de Rulfo el hombre y el escritor, las reuniones entre admiradores y especialistas evocan a la nostalgia de ese México que recreó en sus cuentos.

Los debates se alargan cuando se trata de descifrar el ingenio creativo del breve, pero intenso y significativo legado. A pesar, de las restricciones de la Fundación que lleva su nombre y que limita sus muestras efusivas que los fanáticos rulfianos pueden ofrecerle al autor.

Sobre Pedro Páramo, su obra cumbre publicada en 1955, cada párrafo es sujeto de extensos análisis. De entrada, el título no es casual, pues ese nombre de pila significa piedra y el apellido Páramo evoca a un desierto, un sitio que no brinda abrigo ni protección.

Una piedra en el desierto, sería el perfecto mimetismo entre el sustantivo y protagonista.

El escritor y sus oficios

Rulfo se desempeñó en múltiples oficios y tuvo muchas aficiones, unos tan insólitos que hacían caer en especulaciones sobre su papel de informante. Él manifestó que nunca fue su intención ser escritor y que sí, en algún tiempo fue agente migratorio.

Su labor, en esta etapa de su vida, era "espiar" extranjeros que habían entrado al país clandestinamente, confesó, nunca atrapó a ninguno.

Su ojo como fotógrafo y experiencias como aprendiz de historiador, alpinista, agente de migración, agente viajero, vendedor de neumáticos, fallido reportero, antropólogo, cineasta y editor de libros en el Instituto Nacional Indigenista le llevaron a conocer la doble cara de México.

Pero más que sus oficios e inclinaciones, las vivencias tempranas fueron determinantes en su obra, la rudeza que vivió en su infancia en pleno conflicto cristero y posrevolucionario, fueron determinantes. Pedro Páramo es una evocación al continúo luto que vivió desde niño.

Escribiendo cuentos fue como encontró la forma para sacar esa novela, su voracidad como lector e incipiente escritor encontró la atmósfera perfecta cuando le otorgaron una beca en el Centro Mexicano de Escritores, bastaron cinco meses para echarla fuera, "la tenía escrita en la cabeza", dijo en repetidas ocasiones.

Trabajó mucho y en muchas cosas, pues "la literatura no deja lo suficiente para vivir, para mantener una familia", lo dijo siempre sin enfado.

La novela del tiempo detenido

Sobre su creación capital, Rulfo reveló que "para entender Pedro Páramo hay que leerla cuando menos tres veces, es difícil leerla, pero también lo fue escribirla, esa fue mi intención al momento de desarrollarla".

Es una novela donde todo ocurre a la vez, una historia que transcurre en el no-tiempo, en el tiempo detenido. Ese concepto fue innovador y lo convirtió en un libro distinto para su época. Dijo haberse inspirado en autores nórdicos y que en realidad "fue un experimento".

Era de esperase el rechazo unánime de la crítica literaria en los años cincuenta, sin más, fue considerada una obra fallida.

"Pedro Páramo, es una novela de fantasmas que cobran vida para volver a perderla", así describió Rulfo su obra maestra en el programa de entrevista A Fondo, realizada el 17 de abril de 1977 por el periodista español Joaquín Soler Serrano.

Rulfo el hombre triste

El autor aseguró que nada de lo que había escrito era autobiográfico. Sin embargo, al paso del tiempo expertos sobre su vida y obra, lo contradicen.

Fue un hombre triste por naturaleza que mentía sobre sí mismo, desde su infancia supo de crímenes entre su propia familia y vio cómo se destruyeron unos contra otros, por eso la muerte era una obsesión.

Le lastimaba la orfandad temprana, su paso violento por el internado donde creció en desolación y angustia, él recuerda estos años de su vida en un "reformatorio" con amargura.

Tenía el hábito por destruir lo que creaba y lo marcó hasta sus últimos días. En 1940, destruyó una novela sobre la Ciudad de México "porque era muy mala", según el autor.

También afirmó que no terminó de escribir "La cordillera" ni "Ozumacín" debido a que los relatos eran muy sangrientos y él ya no quería teñir de rojo la literatura mexicana, también "La Chinantla", que trataba de un despojo ejidal a la orilla del mar para construir un complejo turístico quedó inconclusa. "La cordillera" fue anunciada por el editor de Rulfo durante 20 años, desde principios de los sesenta, pero el autor la dio por destruida pocos años antes de su muerte, en 1986.

Cercano a intelectuales y cineastas

Juan Rulfo fue colaborador de varias publicaciones, esencialmente participó con fragmentos y avances de sus cuentos. Las revistas Letras Patrias, Romance, Pan y América, vieron sus inicios.

Se filmaron once películas sobre sus cuentos y el Pedro Páramo, que incluyen adaptaciones realizadas por él mismo y hasta una aparición como extra en la cinta "En este pueblo no hay ladrones" de Alberto Isaac.

El guión cinematográfico "El gallo de oro", sirvió como base a Gabriel García Marquéz y Carlos Fuentes para el guion de la película dirigida por Roberto Gavaldón y estrenada en 1964. La historia fue adaptada nuevamente al cine en 1986, con el título de "El imperio de la fortuna, y dirigida por Arturo Ripstein.

Entre sus admiradores se cuentan Mario Benedetti, José María Arguedas, Carlos Fuentes, Jorge Luis Borges, Gabriel García Márquez, Günter Grass, Susan Sontag, Elias Canetti, Tahar Ben Jelloun, Urs Widmer, Gao Xingjian, Kenzaburo Oe, Enrique Vila-Matas, entre otros.

Pedro Páramo, palabra por palabra

Para celebrar los 100 años de Juan Rulfo, el equipo de La Data se puso a analizar a detalle su obra más icónica. El trabajo se realizó a partir de minería y análisis del texto completo de la obra "Pedro Páramo". Los resultados y patrones que encontramos fueron graficados de diferentes maneras.

En la primera nube de palabras se hace evidente la ponderación de los personajes y los lugares más relevantes por donde transita la historia. Los tonos más claros resaltan los pares de palabras más frecuentes, siendo el protagonista, centro de la nube.

La segunda nube está basada únicamente en el análisis de una sola palabra. La repetición frecuente de "Él"y "Yo" nos habla de los modos narrativos de la obra y dan cuenta de la relación que es la estructura central de la novela, "padre e hijo". A lo largo de todo Pedro Páramo, Juan Preciado relata la travesía hacía Comala en búsqueda de su padre. Al centro "Pedro", siempre la figura central de Pedro.

Los nombres de personajes femeninos de la trama, son también, de las palabras más repetidas en este análisis, situación que se ve reflejada en gran parte de la narrativa, donde tienen absoluta influencia sobre padre e hijo. Los verbos conjugados en pasado, son un elemento con persistente dominio en la nube.

Pedro Páramo es una novela donde el protagónico tiene una conexión muy amplia con los personajes secundarios. Analizamos todas las palabras de cada párrafo que mostraba una conexión entre dos personajes para visualizar el tipo de relación que mantienen.

Entre más obscuro es el tono de la línea, indica una relación negativa (es decir, asociada con palabras como: enojo, gritos, golpes, aborrecer, vergüenza, malo, triste, pena, negro, soledad, abandono, vacio, desesperación, lastima, llorar, matarme, desdicha, maldad, podrido, odiaba, entre otras). Las relaciones positivas corresponden a los tonos más claros (asociada a palabras como: amistad, sonrisa, bueno, abrazo, sinceridad, honesto, amabilidad, enamorar, reían, alegre, amoroso, esfuerzo, besaste, agradecidos, caridad, proteger, esperanza, entre otras.) Todas las interacciones fueron sumadas (+1 si eran positivas, -1 si eran negativas) el resultado es el color de la línea. El grosor de las líneas indica la frecuencia con la que aparecen estas palabras. El tamaño de los nombres corresponde a la cantidad de veces que aparece el personaje en la historia.

Juan Rulfo es un autor que evidencia su perpetuo estado melancólico, en y Pedro Páramo se hace por demás manifiesto. Para la última parte, analizamos y categorizamos las palabras de acuerdo a los sentimientos expresados en la narrativa y los estados de ánimo de los personajes.

Hicimos una categorización de palabras relacionadas con los conceptos: ambición, muerte, abandono y venganza. La gráfica muestra la cantidad de veces que aparecen esta asociación de palabras en el texto. Así como la página donde ocurren estas frecuencias.

Fuente de los datos: Pedro Páramo