Septiembre/2017
Texto: Susana Zavala-Orozco
Análisis: Erandi Flores
Arte: Ale Moreno
Fotografía interiores: Wilant-Gomari
Dataviz: Erandi Flores
Edición y coordinación: Oliver Morales
"Mire ahí están", señala el taxista que nos trasladaba a la Casa del Migrante, San Juan Diego Cuauhtlatoatzin, en Huehuetoca, Estado de México. "En todo el camino hay migrantes pidiendo dinero, yo a veces si les doy porque dos o tres pesos no dejan pobre a nadie".
"Pero son bastantes, llegan muchos. Ayer tan solo, iban diez chavos caminando por las vías. Donde está el refugio, hay árboles y nopaleras ahí se quedan porque a veces no hay cupo", asegura.
Cientos de centroamericanos que cruzan México, hacen un descanso en el albergue católico de Huehuetoca. Unos entran a comer, se bañan, duermen o reciben atención médica; otros, salen a las calles a pedir unas cuantas monedas para continuar su travesía.
Otros tantos, se quedan a la sombra de los árboles, cerca de las vías, vigilantes a la espera del siguiente tren que los acerque a la frontera Norte.
Junto a la vía, dos migrantes tumbados bajo la sombra. Uno se mueve, se quita la cobija de la cara y responden el saludo; uno más llega y se incorpora al grupo, trae el almuerzo -una Coca Cola y tortillas-.
El encargado del almuerzo, no espera más, abre la botella de Coca Cola y sirve. El chasquido del refresco al liberar el gas, despierta al que estaba dormido.
Los migrantes provenientes de Centroamérica, principalmente de la zona conocida como el "Triángulo Norte" -Guatemala, Honduras y El Salvador-, ven los casi dos millones de kilómetros cuadrados del territorio mexicano como un espacio estratégico para el tráfico de personas que viajan con destino a Estados Unidos.
Cruzar la parte Sur de México es el primer filtro y es donde se retienen a más del 45% de los migrantes. De ese porcentaje, la mayoría de los guatemaltecos y salvadoreños son interceptados en los primeros tres días de su travesía, mientras que la mayoría de hondureños son deportados entre el cuarto y décimo día.
Aunque los centroamericanos tratan de estar lo menos posible en suelo mexicano, la mayoría lo hacen entre 11 y 20 días. Las condiciones de clima y seguridad son extremas durante todo el trayecto rumbo a la frontera Norte.
Según las Encuestas sobre Migración en la Frontera Norte y Sur de México 2014, del Observatorio de Migración Internacional 114,514 centroamericanos son deportados por Estados Unidos, de los cuales 43% son guatemaltecos, 32% son hondureños y el 25% son salvadoreños. Las autoridades migratorias de México detienen al 45% de este flujo migratorio. Las estimaciones sobre los migrantes que consiguen ingresar a la Unión Americana no rebasan el 20%.
El verdadero desafío de los transmigrantes es burlar las dos trampas que implican las fronteras Sur y Norte de México, hacerlo en el menor tiempo posible y por las rutas más seguras es el reto.
Samael, uno de los migrantes que encontramos en las vías, aseguró que "en Chiapas es donde te asaltan, hay de todo, todo tipo de violencia, te ponen pistola. Ya por Oaxaca, al tren le roban pero a los migrantes no los asaltan".
"Gracias a Dios a mí no me ha tocado. Me ha tocado ver casos donde los golpean y se caen, es muy feo. La ayuda a migrantes en Oaxaca, también es de la fiscalía, si sufre el acoso, violación o que te roben y denuncias te ayuda a conseguir los papeles".
Algunos lugares son más propensos a la detención de estas poblaciones migrantes, y esto depende, algunas veces, de su nacionalidad. Nuestro análisis nos revela que Chiapas es la entidad donde se detienen a más guatemaltecos y salvadoreños; mientras que en Veracruz se detiene a gran cantidad de hondureños.
Trazar la ruta menos peligrosa y cruzarla en poco tiempo, es sólo una parte de los obstáculos para alcanzar el "Sueño americano". Conseguir el dinero con el apoyo de amigos y familiares es otro desafío, tiene diferentes costos según la distancia.
Para la mayoría de los salvadoreños desplazarse desde El Salvador, podría costar entre 80mil y 200 mil pesos mexicanos, la mayoría de hondureños en cambio suelen costear la travesía con un monto que ronda entre los 40 mil y los 80 mil pesos mexicanos, para gran parte de los guatemaltecos este parámetro se reduce, desde 20 mil hasta los 40 mil pesos mexicanos. Estas cifras son mucho menores cuando los migrantes son deportados en Mexico.
El costo de los polleros tambien es un factor clave para el éxito o fracaso de la travesia migratoria.
"Un par de semanas, o un mes. Nos sé sabe. De que salimos de Honduras tenemos tres semanas. Económicamente nos vamos moviendo, en veces pidiendo, otras los familiares que te van ayudando", aseguró Sámael.
La frontera entre México y Guatemala está abierta al paso de los flujos migratorios, no implica mayor riesgo, sólo hay que elegir el medio más cómodo o económico para su tránsito.
Los migrantes suelen abordar un autobús para este primer filtro, otros prefieren hacerlo caminando, en balsa o lancha o bien a bordo de un triciclo que hace las veces de "bicitaxi".
"Nosotros nos venimos en autobús, pero no pude dormir en toda la noche, él está chaval, no se preocupa de nada, mira como duerme. Yo ya camino más miedoso, ya me han pasado cosas y la vez anterior no he podido llegar". Nos relató Samael mientras bebía su Coca Cola.
"En la casa del migrante nos dieron cereal y compramos una leche y nos dan agua. Es que en Chiapas la migra no te deja nada", nos confió Samael.
Sólo el 8% de los transmigrantes reciben algun tipo de ayuda a lo largo de su travesia, el 92% de los centroamericanos no son auxiliados por ningun tipo de organización, revelaron las Encuestas sobre Migración en la Frontera Norte y Sur de México 2014 del Observatorio de Migración Internacional.
Hay refugios distribuidos a lo largo del territorio, sirven de albergue temporal en puntos estratégicos donde hacen escala.
De este 8%, el 62% de salvadoreños encuestados, aseguran que recibieron asistencia principalmente de una casa de migrantes, los guatemaltecos en una porcentaje muy similar y los hondureños en 42%.
Son hombres jóvenes quienes primordialmente aventuran a cruzar las fronteras, el 85% del total; las mujeres representan tan sólo el 13% y el 2% restante se trata de niños y adolescentes -menores de 18 años- que viajan solos.
Con respecto a la edad, el mayor porcentaje de migrantes son hombres y mujeres de entre 21 a 25 años para las tres nacionalidades.
Cada uno de estos migrantes son personas con vidas y contextos complejos. Los oficios en los que se desarrollaban antes de partir nos pueden dar una pista de esas historias que dejaron atrás.
El número de obstáculos que enfrentan en el camino estas poblaciones es muy diverso. Realizar este viaje migratorio con documentos oficiales puede ser la diferencia entre llegar y no llegar a su destino.
Por otro lado, vemos que una vez sorteada la travesía en México, la mayoría de centroamericanos decide cruzar la frontera por Reynosa, Tamaulipas.
En México, la migración indocumentada no es un delito, desde el 21 de julio de 2008, según lo establece la Ley General de Población. No obstante, en el vecino país el ingreso ilegal se sanciona con la deportación, si la persona reincide se le imponen penas corporales hasta de 20 años.
Un informe publicado en septiembre de 2012 estimó que tan sólo los costos asociados con el encarcelamiento de quienes han sido condenados por ingresar o reingresar ilegalmente al país ascendieron a $1,000 millones durante el ejercicio económico 2011.
Pero, ¿cuánto le retribuye a EU, el contar con mano de obra cautiva en los penales fronterizos de México con cientos o miles de presos condenados por delitos de ingreso ilegal a la Unión Americana? Los flujos migratorios provenientes de Centroamérica ¿representan un gasto excesivo o un redituable negocio?
Es mínimo el porcentaje de centroamericanos que decide no continuar hasta la frontera a Estados Unidos. Ciudad Hidalgo, es el sitio donde más piden asilo los centroamericanos, tan sólo el año pasado recibió más de cinco mil solicitudes de asilo, según datos de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR).
"Hay un montón de gente hondureña que ha trabajando aquí. En Ixtepec, Oaxaca, antier me encontré a un amigo que hacía tiempo no lo miro, estaba debajo de un tren, comiendo un pollo. Y ahora tiene mujer y dos hijos, ya no regresó al pueblo, mejor lo ve en fotos. Ya le gustó México".
A pesar del incremento de las solicitudes, a raíz de las políticas migratorias de Donald Trump, el país seguirá siendo tierra de tránsito.
"México está bonito, pero uno va por más. Queremos lo más grande, ir a Oregon es mi sueño".
Finalizó la charla Samael Erazo, migrante hondureño de 28 años de edad.
